Es que no sé a que vino tanta prisa por hacerlo una mega-star tan rápido.
Como en toda la vida de Dios desde que asomamos el careto fuera de la caverna, su currículum siempre estará en lo más alto de la pila por ser quien es.
El problema es que el público, no sólo es consciente de lo arriba mencionado, sino que además si pudiera haría lo mismo que Will, cosa que cabrea aún más, provocando el odio automático.
Debió seguir metiendo a su hijo en proyectos de esos que se aplauden incluso antes de ser vistos, haciendo de hijo lloroso de alguien hasta que le saliera bigote.
En definitiva, hay que saber robar con estilo. No es lo mismo que te saque la cartera un tío con un traje, una corbata y una sonrisa (adorable caradura), que un yonki a punta de jeringuilla (sujeto deleznable).
Reality bites. De nada.
PD: Tranquilo Shyamalan… la culpa es de Mou.